lunes, 12 de enero de 2009

Tema 9 El ambiente en el desarrollo de las actividades del aula.

INTRODUCCIÓN

En las escuelas primarias nos podemos ver inmersos en diversas situaciones que ponen en juego la calidad de las formas que se tiene de enseñar, y para ejemplificarlo basta con ver las actitudes que toman los alumnos al iniciar una clase. Por ello y al realizar un análisis de la lectura de María Eugenia Luna Elizarrarás, me he planteado las siguientes cuestiones con respecto al trabajo en el aula: ¿Cómo impactan las actitudes de los maestros en los alumnos?, ¿En qué casos se estimula o inhibe la confianza en los alumnos? y ¿Cómo se manifiesta la formación en valores en este relato?


DESARROLLO

Dice un dicho algo así como que como tratas serás tratado. Creo que este se puede aplicar muy bien en el aula escolar. Los niños por lo general reaccionan según el tono del maestro. En la lectura Luna Elizarrarás nos menciona del registro el siguiente ejemplo: “Maestro: … Eso ya no es trabajo, Miguel. Eso es una porquería. Miguel ha tachonado algunas letras que hace con tienta. Se tapa la cara con los brazos (como avergonzado)” [1] Como se puede observar, el niño reacciona ante la opinión negativa del maestro, de una forma igualmente negativa. Hay que tomar en cuenta la forma en la que nos dirigimos hacia los alumnos, como les pedimos las cosas o como tratamos de expresárselas para que ellos las comprendan mejor y sobre todo, las acepten con mayor facilidad.

La relación alumno- maestro debe estar basada en la confianza, dicha es la que le brindará al primero la seguridad de que el segundo es buena persona, lo trata bien y merece su respeto, aplicando lo antes dicho. Los tonos y las formas de dirigirse son fundamentales para que esta confianza se simiente, caso que podemos observar en el registro 3 de Luna Elizarrarás, en el cual nos describe como el maestro trata de brindarle su apoyo y confianza al alumno, no solo como animo por estar resolviendo un problema en el pizarrón, si no como recurso para que este se esforzase más y pudiese resolverlo e una forma correcta.

El alumno al ver dichas acciones y al sentir el ambiente que se genera con la convivencia sabrá diferenciar fácilmente entre lo que esta bien y está mal, lo correcto y lo incorrecto, sobre todo en las formas de actuar. Un niño que es educado a base de valores que se semientan en la confianza, es un niño que sabrá aplicarlos, los conservará al menos en su mayoría y tendrá la oportunidad de transmitirlos fácilmente.


FINAL

Con lo anterior puedo concluir que no es nada complicada la relación que existe entre actitud y ambiente, mientras te muestras bien lo que te rodea no tiene por que ser tan malo. Simplemente el tratar de cambiar de actitud algunas veces puede mejorar lo que nos rodea. En el caso de los alumnos y maestros, si este segundo quiere ganarse el respeto del primero, debe de comenzar por respetarlo, no humillarlo, quererlo y sobre todo comprenderlo. Puede que muchas veces el tomarse el tiempo para hacerlo resulte difícil, pero vale mucho la pena si se quiere que la educación no se quede como solo y meramente un lapsus de conocimiento, si no que se disfrute, que sean un momento de crecimiento.

BIBLIOGRAFÍA

Luna Elizarrarás, María Eugenia (1997), Los alumnos como referente básico en la organización cotidiana del trabajo en el aula, México, DIE-Cinvestav-IPN (tesis, 21), pp. 50-51, 63 y 158.

[1] María Eugenia Luna Elizarrarás (1997)

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